A estas alturas creo que todo el que llega a esta página sabe de sobra que en esta casa somos una familia de 4, dos humanos y dos perros. Hace poquito hemos podido disfrutar por fin de unos días de descanso y me apetecía contaros un poquito nuestra experiencia de irnos de “vacaciones con perros”.
Todos los que tenemos perro sabemos lo que nos atan y nos limitan para ciertas cosas. Sobre todo, porque no en todas partes te permiten que vayas con ellos y hay que estar dependiendo de que alguien los cuide en tu ausencia si el plan no es dogfriendly. Esto tenía que cambiar y decidimos que ya era hora de tener unas vacaciones con perros.
¿Con quién dejarlos?
En alguna ocasión, hemos optado por dejar a Baco algún día suelto en una guardería, pero sinceramente es un plan que no me entusiasma. Y aunque la experiencia no ha sido mala, no me siento cómoda del todo. Además, desde que tenemos a Artus esa opción ha desaparecido porque, como ya expliqué en el post de acoger y adoptar un perro maltratado, él es un perro con ciertos problemas emocionales que no gestiona muy bien los cambios y necesita un tiempo para procesar a las personas que no conoce y, más aún, a otros perros. Es por esto que comenzamos a plantearnos el tener unas verdaderas vacaciones con perros en familia.
Por suerte, Baco y Artus tienen unos titos perrunos estupendos, nuestros amigos Inma y Raúl, que cuando nos ha hecho falta se han venido a casa con su perrita Tuli y se han quedado aquí todos juntos. Y eso para mí sí que es total tranquilidad porque se quieren, se entienden y, además, mi pequeño loco mantiene su entorno.
Pero la verdad es que lo que más nos apetece es poder hacer planes con ellos, así que este año decidimos pensar en qué tipo de vacaciones necesitábamos los cuatro y decidimos que lo que queríamos era relax, desconexión, mucho aire puro sin mascarilla y disfrutar del tiempo juntos los cuatro. La solución fue buscar una casita en el campo para alquilarla unos días. Os quiero contar el proceso de buscarla y la experiencia por si os ayuda y os animáis a iros de vacaciones con perros, ¿os parece?
La búsqueda de una casa para unas vacaciones con perros completa.
Primero que todo no queríamos un sitio muy lejano para no perder mucho tiempo en el camino y no meterles muchas horas de coche (aunque igual a la próxima nos aventuramos a tener unas vacaciones con perros tierras norteñas que lo estoy deseando) y buscamos un sitio dentro de Andalucía.
Segundo requisito por supuesto ¡que la casa acepte animales! Evidentemente, eso reduce mucho las opciones pero además hay muchas estancias que tienen condiciones del tipo “solo se admite un perro” o que el peso máximo sea de 10 kilos. Y claro, ellos son dos de 40 y 20 kilos (jajajaja). De verdad, mira ésto con mucho ojo para evitar sorpresas y pregunta siempre por si las moscas porque irse de vacaciones con perros tiene su aquél.
Siguientes requisitos que buscamos: nos daba igual si la casa era minúscula, con una cama y un baño teníamos suficiente, pero queríamos mucho espacio exterior, a poder ser con piscina y jardincito. Sobre todo una condición muy importante para nosotros era que todo estuviera vallado. ¿Por qué? Pues porque si no, no íbamos a estar tranquilos la verdad. Los dos son muy cazadores y, si no hay un límite, son capaces de ver un pajarillo a lo lejos y perseguirlo hasta Mordor si hace falta. Así que mejor un sitio con mucho espacio pero bien acotado para nuestra mayor tranquilidad. Ya nos imaginábamos unas vacaciones con perros corriendo por mitad del campo…

¡Y se hizo la magia aunque parezca mentira! Encontramos una casita que cumplía todas estas cosas: un cortijo en Frigiliana (posiblemente de los pueblos más bonitos que existen en el mundo), con una casa pequeñita pero acogedora para 4 personas, con mucho patio, piscina y un trocito de jardín con césped.
Tenía todo el perímetro totalmente cerrado y encima ¡permite animales! Y no solo los admite sino que no te cobra de más por llevarlos. Porque esa es otra, la mayoría de sitios te cobran un plus por cada perro. Nuestras vacaciones con perros estaban cada vez más cerca.
Como puedes ver en las fotos el sitio es una maravilla y tiene unas vistas chulísimas al mar. Todo el cortijo está cuidado y muy limpio. Además Conchi, la encargada de dejarnos las llaves, fue un encanto con nosotros para recibirnos y para despedirnos. Todo bien.
¡Hora de hacer las maletas!
Lo nuestro era fácil porque, sinceramente, casi que ni hemos usado ropa en todos esos días. Podría haberme llevado solo bañadores y bragas y no habría pasado nada.
Pero, ¿qué necesitas llevarte para pasar unas vacaciones con perros? Seguro que el que no tenga perro pensará que estoy loca, pero no, pensar en sus cosas es mucho más importante de lo que parece.
Para viajar con perros necesitamos: su comida. Calcula más o menos cuánto comen al día y echa un par de raciones de más. Nosotros solo trajimos de vuelta lo que eché de más porque ellos tienen muy normalizado la cantidad que comen cada día y, de hecho, aunque les pongas más no se lo comen. Junto con la comida sus cuencos para comer y beber.
Además de la comida, preparamos una bolsita de chuches perrunas para hacerles trabajo de olfato como le hacemos en casa escondiéndoselas. También algunos huesos por si de primeras estaban más nerviosillos ya que esto los suele relajar. Los huesos vinieron de vuelta y ni se acordaron de ellos.
Creo que también es muy bueno llevar alguna de sus camas. Sí, para las vacaciones con perros necesitáis un maletero grande. Ellos en casa se tumban donde les apetece, en los sofás o en nuestra cama, donde quieran.
Solo les tenemos un colchoncito en el patio porque les encanta tumbarse allí al sol. Hay uno también en el estudio debajo de la ventana, que es otro de sus sitios favoritos. Nos llevamos el del patio y que así tuvieran un sitio de descanso reconocible y con su olor.
También nos llevamos sus toallas y un par de jarapas que tenemos por casa para ponerlas en los sofás. Ellos no son nada destrozones y yo no cubro los sofás pero, por ejemplo Baco, esos días todavía estaba soltando bastante pelo por la muda de verano y no hay necesidad de ensuciar más de la cuenta.
Así que pusimos nuestras colchitas e, igualmente, el hecho de que el olor les es familiar también los hace estar mucho más tranquilos.
Echamos algunos de sus juguetes pero, si os digo la verdad, han estado más tiempo simplemente corriendo y relajados que haciéndole caso a ningún juguete. Imagina aguantar unas vacaciones con perros sin juguetes y que les de por quererlos un rato para jugar o dormir. ¡Mefistófeles!
Y evidentemente hay una cosa que doy por hecho que a nadie se le va a olvidar si decide viajar con perros: sus papeles. Nosotros tenemos una mochilita, que es con la que salimos con ellos a pasear, que tiene una cartilla con todos sus papelitos, los pasaportes de los dos, las tarjetas del registro de ADN (que en Málaga es obligatorio) y sus tarjetas del veterinario (tenemos un seguro médico para los dos).
Además siempre llevamos una correa de más, un paquetito de gasas y un bote con betadine rebajado por si las moscas y también llevamos Urbason (a Artus una vez le dio un shock anafiláctico y lo pasamos fatal así que ahora siempre lo tenemos a mano por lo que pueda pasar). Sí, para irse de vacaciones con perros es necesario casi un camión de mudanza.
A estas alturas seguro que alguno está pensando que soy una loca aprensiva, pero me da igual, yo quería que ellos estuvieran lo más cómodos y tranquilos posibles.

¡Hora de irse! ¡Todos al coche que empiezan las vacaciones con perros!
Tenemos la suerte de que es abrir la puerta del coche y cada uno se sienta en su sitio. Los dos van con arnés y con doble anclaje al cinturón de seguridad en el asiento de atrás y suelen portarse muy bien. Les encanta mirar por la ventana y, si les abres una rajita de la ventanilla, van olisqueando todo el rato. Además, el viaje era cortito pero sí que nos hizo un día de calor bastante importante así que me senté detrás con ellos para echarles un ojo y les eché un poco de agua fresquita por encima. Y es que el viaje de unas vacaciones con perros tiene que ser cómodo (¡mírales sus caras!)
¡A conocer la casa!
Nada más llegar nos recibió una señora muy amable, Conchi. Los bajamos del coche con su correa para que conocieran primero el sitio un poco y que no se bajaran del coche en modo torbellino. Nos enseñó la casa, le dimos el dinero de la fianza y listo. Comienzan de verdad nuestras primeras vacaciones con perros. ¡A disfrutar!
Ojo… si la casa tiene piscina estate atenta al principio porque nos pasó que, fue quitarles las correas, y mi perrechico (que no está muy bueno de la cabeza) salió corriendo y se tiró de cabeza y me tocó meterme (con ropa y todo) porque el pobre mío no sabía por dónde salir. Así que atentos si hay piscina y enseñadles dónde está la escalera para poder salir y que no os llevéis ningún susto.
Quitando el momento baño inicial, lo demás fue una maravilla. Investigaron todo por fuera, olieron todas las plantas (no está de más echar una visual por si hay alguna planta que sea tóxica para ellos, sobre todo si vuestro perro es de los que tira a comerse todo lo que encuentra), se revolcaron por el césped y cotillearon hasta las vistas (ved las fotos, por favor jajajaja).
Os digo de verdad que han sido unos días maravillosos y que los cuatro hemos estado súper tranquilos. Solo se escuchaban los pajaritos y el agua de la piscina. Hemos pasado todo el día fuera disfrutando de la piscina, tumbados en la hierba y hemos dormido unas siestas maravillosas debajo de la higuera que se ha convertido en nuestro sitio favorito. Durante nuestras primeras vacaciones con perros hemos disfrutado viéndolos correr como locos pero, sobre todo, de verlos tan felices y tan tranquilos. Y, por supuesto, hemos desconectado del mundo totalmente por unos días y podemos decir que nuestras primeras vacaciones con perros han sido un éxito.

Las cosas como son, nos ha costado volvernos (jajajaja) y los peques han tenido unos días de depresión postvacacional, así que sin ninguna duda repetiremos la experiencia en cuanto podamos. Y vosotras ¿os vais de vacaciones con perros?
Si no habéis probado aún, animaos a hacerlo porque estoy segura que no os vais a arrepentir y, además, ya sabéis que son parte de la familia y quieren estar con vosotras.

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Patri.-